Leonardo Da Vinci el genio más famoso de la humanidad, pintor, creativo, matemático, anatomista y, de acuerdo a algunos, fotógrafo nos revela historias de su pasado en cada una de sus obras. Conoce más sobre este gran creador a continuación.
LA OBRA DE LEONARDO DA VINCI EN EL LOUVRE
Leonardo da Vinci (1459-1519) fue reconocido como un pintor extraordinario por sus contemporáneos. Los comisarios de la exposición que abre sus puertas en París el jueves explican en qué radica la singularidad de este artista, que trascendió los siglos.
Relacionado: «El hombre de Vitruvio en el Louvre»

LOS INICIOS DE LEONARDO DA VINCI
Leonardo Da Vinci el genio más famoso, tuvo una de las vidas más excepcionales Nacido fuera del matrimonio, bastardo, infeliz afectivamente pero no materialmente (proviene de un linaje de notarios toscanos), desde muy pronto se interesaría por las ciencias naturales. Su gusto por la ciencia es quizás una forma de huir de una realidad dolorosa, según algunos analistas.
Sigmund Freud se interesaba por esta juventud en el ensayo «Leonardo da Vinci, un recuerdo de infancia», en el que intenta penetrar en el inconsciente del artista a través de su biografía.
LA RELACIÓN DE DA VINCI CON LOS REYES DEL RENACIMIENTO
Rápidamente, desde que se establece en Florencia, descubre el taller del reputado Verrocchio y se relaciona con los poderosos.
Según Louis Frank, uno de los comisarios de la monumental exposición dedicada al pintor en el museo del Louvre de París, era «un hombre grande, fuerte, muy guapo, lúcido y melancólico», al que «le gustaba mucho hablar de lo que hacía. Su proceder era muy racional y nada esotérico». Se vestía de una forma llamativa. Además, no necesitando nada, materialmente asistido por mecenas y príncipes, «tenía mucho tiempo y lo aprovechaba».
Por esta razón su homosexualidad ha sido muy comentada, incluso a través de algunos de sus retratos de mujeres, bastante andróginas. En Florencia se le acusa de «sodomía» con un prostituto, se habla de una relación con su asistente Salai, y otros jóvenes. Pero no hay nada demostrado. «En realidad, no se sabe casi nada de su vida privada. No dejó documentos, aunque escribía textos muy bellos», declara, prudentemente, Frank.
Su verdadero oficio era organizar espectáculos extraordinarios para los príncipes y su corte. «Su especialidad era distraer, contar historias, era muy divertido», dice el comisario, de hecho dedicaba a esto mucho tiempo.
Existe también dentro de Leonardo Da Vinci el genio el investigador nato, apasionado. Investigaciones en anatomía, botánica, mecánica, astronomía, arquitectura. Quiere comprender el interior de los fenómenos. «Tenía un sentimiento intenso del paso de las cosas, de la destrucción universal. Consideraba que los cuatro elementos -tierra, aire, fuego, agua– deseaban volver al caos inicial», señala Frank.
SU OBRA, LAS VÍRGENES, LOS SANTOS Y LAS MÁQUINAS
Los temas religiosos de la Salvación -alrededor de la Virgen, Santa Ana, San Juan Bautista, el Cristo «Salvator Mundi», San Jerónimo- le inspiran profundamente. Era creyente pero no devoto. En su Santa Ana, pone mucha humanidad y humanismo. ¿Debe la Virgen retener a su hijo o dejarle ir hacia su destino?
Leonardo Da Vinci el genio, tenía una fascinación por el cuerpo humano, sus proporciones, su armonía o su falta de armonía, el rostro, sus expresiones. Así, su «Hombre de Vitruvio», que estará en la muestra del Louvre, define las proporciones del cuerpo.
Sus hallazgos científicos, que expone en los múltiples bocetos de sus códices, le permitían imaginar máquinas. Serán fuentes de inspiración para los eruditos, a veces, sus máquinas son puramente utópicas. Seguramente sueña con volar.
Al servicio del condotiero Borgia, durante un tiempo sería ingeniero militar y concebiría planos de máquinas de guerra. La botánica le atraía tanto que hasta su muerte siguió haciendo arte basado en ella, cerca de Amboise (centro de Francia), se entusiasmó por el estudio de la luz, del relieve, de las plantas, de los animales, esto otorga a sus cuadros fondos, detalles sumamente bien estudiados, aunque los personajes concentran toda la atención.

EL GRAN PINTOR
Todo este conocimiento lo transfirió a su búsqueda pictórica de los rostros, las expresiones, la vibración que emanan las siluetas (que consigue gracias a la técnica del «sfumato»). Deja inacabadas partes enteras para destacar lo esencial.
«Cuanto más avanza en su carrera, más se concentra en la expresión […] Suprime para poner de relieve los rostros y la expresión de los sentimientos humanos», señala el otro comisario de la exposición en el Louvre, Vincent Delieuvin, como si con el tiempo sintiera la necesidad de ir a lo esencial.
Para Leonardo, «la pintura debe reproducir la verdad del ser humano, su anatomía, las pasiones del alma, pero también el mundo», concluye.
LA PINTURA POR ENCIMA DE TODO
Para Leonardo da Vinci, el genio, a la vez artista y científico y personificación del saber universal, la pintura está por encima de todo y la considera «la reina de las ciencias» por su capacidad de «recrear el mundo», explica Louis Frank, uno de los comisarios de la exposición a presentarse en Louvre el próximo jueves por los 500 años del artista.
Logró poner todas sus pasiones, que van de la anatomía a las matemáticas, pasando por la botánica o la cosmología, al servicio de la pintura. Una exigencia importante que «lo lleva a querer entender el mundo en su esencia, más que a plasmarlo inmediatamente en su pintura», lo que se traduce en una producción de todo menos pletórica.
«Que haya pintado poco no es señal de desinterés, eso le permitió pintar cuadros perfectos. Sus contemporáneos eran conscientes de ello, las obras de Leonardo da Vinci los deslumbraban hasta tal punto que algunos de ellos incluso hablaban de terror», subraya Vincent Delieuvin, conservador jefe de Patrimonio, especialmente de las pinturas en el Louvre.
LA VIBRACIÓN DE LEONARDO DA VINCI, EL GENIO
La sonrisa de «La Gioconda» es una clara muestra de que a Leonardo da Vinci le apasiona la expresión de los sentimientos humanos. «Para él, la sonrisa es la expresión más sutil: es la esencia misma de la humanidad, es por definición transitoria. Nada mejor que una sonrisa para expresar la magia de la expresión humana».
A causa de ello, poco a poco irá eliminando «los gestos demasiado artificiales» de sus pinturas para concentrarse en las expresiones, según revelan los dibujos y las reflectografías infrarrojas presentadas en el Louvre, que sacan a la luz las diferentes etapas de su trabajo.
«Es un artista que, poco a poco, utiliza cada vez menos materiales, con transiciones casi imperceptibles de la sombra a la luz. Su materia se va afinando y casi todo se hace con capas muy finas de pintura, de veladuras. Esto le permitirá poner velos de sombra y dar una vibración a la pintura», subraya Vincent Delieuvin.
Este efecto, llamado «sfumato» es una técnica pictórica que da «la impresión de que los contornos de un sujeto» son «ligeramente vibrantes», por estar difuminados.

EL ARTE INACABADO
Uno de los platos fuertes de la muestra, «Santa Ana», que quedó inacabado cuando el artista falleció, en 1519, no es una excepción en la trayectoria del maestro italiano. Si bien sus primeros cuadros «están perfectamente terminados, él se da cuenta, hacia los 25 años, de que las formas acabadas están muertas. Experimentando, se da cuenta de la potencia de una pintura que no está perfectamente terminada», subraya el comisario.
El «non finito» adquirirá una dimensión casi filosófica en el trabajo de Leonardo da Vinci quien, como pensador, estaba abierto a la exploración de ideas, a menudo en detrimento del cierre y de la conclusión.
«Una de sus grandes conquistas es la de haberle abierto los ojos a sus contemporáneos sobre la potencia que puede tener lo inacabado», considera Vincent Delieuvin. «Él aporta una cesura en la obsesión por la forma acabada. Si fuéramos poetas, podríamos decir que él abre una gran vía que conducirá a la abstracción en el siglo XX», sugiere el experto.
Síguenos en Instagram
Ver esta publicación en Instagram