¿Lector snob o lector serio? ¿Cuál es la diferencia? Existen estos dos tipos de lectores, pero no importa cuál seas, el punto es leer ¿cierto?.
La esfera literaria suele ser un lugar presuntuoso, pero existe entre su fauna un lector snob y uno serio, ¿cuáles son las diferencias? a continuación las repasamos.
El esnobismo está en el alma de las publicaciones y se arremolina en aquellos clubes, sociedades secretas y tertulias colegiadas, muchas de ellas reservadas por sus posturas e ideologías políticas, otras simplemente por gradaciones de superioridad intelectual.
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¿LECTOR SNOB O LECTOR SERIO? ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?
Así surgió cierto reconocimiento atribuido a los lectores, puesto que el hábito de la lectura supone poseer conocimientos.
No es un reconocimiento vano o superfluo, sino que remite a uno de los mejores aspectos de la humanidad que es la curiosidad.
Sin embargo, desde los círculos socráticos hasta el grupo de Bloomsbury, la Torre de marfil ha estado presente a lo largo de la historia para marcar una diferencia social entre las personas que leen de las que no, y en en el caso de los que sí leen, bueno, pues ¿qué leen?
En lo cotidiano, la arbitrariedad se presenta de manera sutil pero igualmente azarosa. En inglés existe un adjetivo para denominar a aquellas personas “bien leídas” o Well Read.
El término es subjetivo, pero lo que resulta más curioso es que otras formas de arte (o de expresión) no lo tengan: Well Watched no se utiliza para los cinéfilos, ni Well Listened para los amantes de la música. Es absurdo.
Si una persona quisiera ser considerada como “bien leída” tendría que basarse en una definición personal y luego armar una lista de libros que pudieran satisfacer esa presunta –y presuntuosa– definición.
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LA DIVISIÓN ENTRE LECTORES…
Aquí entran una serie de parcialidades, e incluso me atrevo a decir prejuicios. Además, una persona que lee mucho, jamás se consideraría como “bien leída” ya que siempre estará pensando en los libros que le faltan por leer.
El novelista hebreo Abraham B. Yehoshua, en una entrevista habló de lo que lee, rechazando la lectura como un pasatiempo y animando a recuperar el hábito únicamente como método para adquirir conocimiento.
Admitió también que “Muy posiblemente, me estoy perdiendo géneros literarios importantes. Pero es demasiado tarde para cambiar mi conservadurismo.” Y con esto ultimo no puedo estar mas de acuerdo.
En un mundo donde la realidad supera la ficción, un escapismo en forma de thrillers, novelas YA o las biografías de famosos, no suenan nada mal.
¿Por qué el rechazo a leer cualquier libro que tenga el más mínimo atisbo de ficción?, ¿A los libros populares, al Pulp Fiction?, ¿De verdad se cree que la lectura únicamente deba ser meditativa, con el propósito excepcional de aprender o de “dejarte algo”?, ¿Qué hay de leer por diversión, por entretenimiento, para pasar el rato?
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LA DIFERENCIA ENTRE LECTORES
Aquí entra el factor del tiempo. Cada día la gente está más ocupada, buscando una superación intelectual y personal, en donde persiste un sentimiento de culpa y ansiedad por divagar en la ficción.
Obtener información parece más importante que esperar a que un romance se reanude, una guerra intergalactica cese, o un vampiro encuentre su final feliz.
En una entrevista con el periódico francés Le Monde, Philip Roth hace la distinción entre lector “snob” y lector “serios”, distinguiéndolos por aquellas personas que tienen el hábito diario de lectura y aquellos que leen solamente en sus vacaciones en la playa.
Compara a los lectores “serios” con una especie de clan que está desapareciendo como lo hacen ahora los aficionados de la ópera.
El autor culpa a las pantallas, las cuales ofrecen estimulación e información casi instantánea, a diferencia de un libro que requiere de más concentración y tiempo.
Sus comentarios pueden leerse como los de un hombre aferrado al viejo mundo e incapaz de valorar lo que las nuevas tecnologías ofrecen. Sin embargo, asoman la triste verdad de un hábito que se está perdiendo cada vez más.
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¿Y LOS COFFEE TABLE BOOKS?
Existe también otro tipo de “lectores”, entre comillas porque más bien lo que buscan es material para su diseño de interiores, pedazos ornamentales para completar su estantería junto a su colección de vinilos.
Los Hard Covers y Coffe Table Books adquieren un valor alejado del contenido de sus páginas y que tiene que ver meramente con la decoración.
Otra variedad está en aquellos preocupados igualmente por la estética pero de manera distinta; llevando los libros por sus portadas como un escaparate de su supuesta intelectualidad.
Jamás los verás portando un libro que haya entrado en los Best-Sellers o que presuman la estampilla del club de lectura de Oprah.
Te dirán que sus autores favoritos son Dostoievski, Faulkner o Shakespeare, que han leído más de una vez La broma infinita y que la saga de Harry Potter y Los Juegos del hambre les parecen aburridos.
Estas personas desdeñan los lectores electrónicos, pues según ellos nada se compara con el olor a papel y tinta.
Sea cierto o no, no tiene relevancia, el problema se encuentra en su postura de superioridad sustentado por las élites culturales e intelectuales o algún premio prestigioso.
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¿QUIÉN ES EL VERDADERO LECTOR?
¿Realmente creen que un “lector verdadero” es aquel que solo disfruta de los ganadores de un Pulitzer o de los libros publicados por Pálido fuego?, ¿No es considerada una lectora de verdad a la mujer devoradora de chick lit con portadas ilustradas con zapatos y la Torre Eiffel?, ¿O el niño obsesionado con Escalofríos y El Capitán Calzoncillos?
Esta visión conservadora de la cultura, donde se piensa que no se puede ser un “lector serio” al menos de que no disfrutes de los clásicos o de la lista del New York Times es pretenciosa. Pero también es absurdo pensar que todo lo que intenta traspasar los límites es intrínsecamente «pretencioso» y cualquiera que tenga gustos que difieran de las masas es un «elitista».
Pero, contrario a estas afirmaciones, los lectores no son un bloque monolítico.
Los lectores quieren cosas diferentes, en diferentes momentos. Algunos quieren reflexiones ensayísticas un día, y al otro un romance adaptado a la pantalla grande.
La apreciación de los lectores como individuos diversos con gustos variantes debería ser un principio básico de crítica. Y la crítica debería complicar, no simplificar… Y mientras que si es posible asignar distintas clases de lectores de acuerdo a sus patrones de lectura, lo único necesario para ser un lector “verdadero”, un lector “serio” y ser considerado como alguien Well Read es leer. Así de simple.
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