Homero Simpson, el personaje más famoso de Springfield es vago, perezoso y distraído, pero nos enseñó algo que ningún otro personaje hizo (en cuestiones laborales).
Bajo la declaración de que “sin tele y sin cerveza, Homero Simpson pierde la cabeza”, el padre de Bart nos conquistó décadas atrás. Puede que sea el antónimo de lo que un buen trabajador aspira a ser, pero de entre sus aventuras podemos extraer moralejas bastante importantes:
1. Si no sabes a quién pedir ayuda en la oficina, siempre podrás llamar a la central telefónica: “¡Operadora, deme el número para el 911!”
2. Nos dejó una de las frases más recurrentes para una reunión de negocios tediosa en la que te piden opinión: “Sólo porque no me importe no significa que no entienda”.
3. No tienes por qué ser como el resto, piensa fuera de la caja en tu día a día: “Normalmente no rezo, pero si estás ahí, por favor, sálvame Superman”.
4. Y sí, para él, lo importante cuando se trataba de un reto personal era participar: “Hijo, cuando participes en eventos deportivos, no importa si ganas o pierdes: sino ¡cuánto te emborrachas!”.
5. Sabía adular como nadie, algo que quizás deberías de aplicarte: “Marge, eres tan hermosa como la Princesa Leia y tan lista como Yoda”.
6. A veces quizás no fuera el mejor consejero, pero era honesto: “Hijos, lo intentaron al máximo y fracasaron. La lección es: no intentarlo nunca”.
7. Además, siempre fue un personaje muy realista: “Lisa, los vampiros son seres inventados, como los duendes, los gremlins y los esquimales”.
8. Se las sabía todas para evitar el despido: “Si algo va mal en la centrar nuclear, culpa al tipo que no sabe hablar inglés”.
9. Y sabía ver el mundo desde su visión personal de trabajo: “Creo que Smithers me escogió por mi capacidad de motivación. Todos dicen que tienen que trabajar mucho más cuando yo estoy cerca”.
10. Además, Homero Simpson supo entender el verdadero sentido de la existencia y la economía: “Tendrá todo el dinero del mundo, pero hay una cosa que nunca podrá comprar: un dinosaurio”.
Y, sobre todo, nos dejó claro que el trabajo es un medio para sobrevivir, y que el epicentro de tu vida ha de ser tu adorada familia, la cual -aunque no sea amarilla y viva en Springfield- siempre estará ahí. ¡Gracias, Homero Simpson!
Crédito de foto: 20th Century Fox.