Si algo sabe Gaspar Noé es no pasar desapercibido, y al parecer Clímax, su nueva película, confirmará la propuesta estética del director franco-argentino que en 2002 causara el asombro, admiración y rechazo de los cinéfilos del mundo con Irreversible, la cruda narración inversa de una violación.
Si bien es cierto que el cine francés suele tocar temas con una crudeza y frialdad que otras cinematografías no lo hacen, la bien ganada fama de enfant terrible de Gaspar Noé le ha ganado ser un director del culto, su cine continúa sin ser digerible para todos.
En el Festival de Cine de Cannes de este año, al presentar Clímax, la película fue calificada como una de las cintas favoritas del festival, consiguiendo con el estudio A24 la distribución mundial, contrario a lo que se esperaba dado el recibimiento de su filme anterior, Love (2015), que fue calificado de “pretencioso”, “aburrido”, “porno en 3D”…
Según la sinopsis, en Clímax: “A mediados de los años noventa, veinte jóvenes bailarines de danza urbana que se habían reunido para unas jornadas de tres días de ensayos en un internado en desuso situado en el corazón de un bosque, hacen su último baile común y luego festejan una última fiesta de celebración alrededor de una gran fuente de sangría. Pronto, la atmósfera se vuelve eléctrica y una extraña locura los atrapará toda la noche. Les parece obvio que han sido drogados, pero no saben por quién o por qué”.
Clímax está protagonizada por Sofía Boutella como la líder de la compañía de danza que termina sumida en el caos después de que la fiesta que termina en una alucinación colectiva. Se trata de una reunión que se descompone del festejo a la pesadilla cuando los asistentes se dan cuenta de que han estado bebiendo de una sangría alterada con LSD.
En su viaje ácido, son incapaces de reconocer lo que es real y lo que no, y el júbilo lentamente se transforma en anarquía con violencia y asesinatos.
WTF? Es Gaspar Noé.