Las cantinas en la Ciudad de México se convirtieron en áreas populares y muy concurridas y bastante representativas de algunos lugares, en México la tradición de reunirse para beber alcohol y estar entre amigos data de incluso antes del Virreinato, por esta razón decidimos investigar la historia y las cantinas más tradicionales de la Ciudad de México.
LA HISTORIA DE LAS CANTINAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO
La historia de las cantinas en la Ciudad de México, se remonta a los tiempos convulsos de guerra, intervenciones e independencia, en esos momentos los soldados buscaban un lugar en el que pudieran beber algo y al mismo tiempo descansar para poder recuperar su energía, para ese entonces aún no existían como tal las cantinas en la Ciudad de México, algunas de ellas eran espacios improvisados donde se servía pulque y algo de comer, fue con el tiempo de paz Porfiriana que llegarían las cantinas en forma y de acuerdo a los bares ingleses y franceses.
Años más tarde, durante la época del porfiriato fue cuando estos lugares denominados cantinas en los cuales los hombres asistían a platicar y tomar bebidas como mezcal, pulque, cerveza, etc., alcanzaron su máximo esplendor, como dato curioso la cerveza fue la bebida por excelencia de los mexicanos a finales del siglo XIX y principios del XX.
De acuerdo con algunos historiadores, se cree que durante los primeros 10 años del siglo XX, la Ciudad de México contaba con más de 1000 cantinas y fue en este punto en donde comenzó a utilizarse la famosa botana. Las botanas varían dependiendo de cada cantina y van desde tacos dorados, caldo de camarón, sopes, paella, tostadas, carne de cerdo en diferentes salsas, quesadillas de papa y hasta chamorro.
La mayoría de las cantinas que se encuentran en la Ciudad de México cuentan con diversos mitos y leyendas, pero en ellas podemos encontrar parte de la verdad de su historia por eso decidimos conocer más acerca de ellas.
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CANTINAS EN LA CIUDAD DE MÉXICO
MUSEO TAURINO “LA FAENA”
La cantina museo taurino La Faena, se encuentra en la calle Venustiano Carranza Número 49 en el Centro Histórico de la Ciudad de México y cuenta con historia de años de lucha y dedicación.
La historia de esta cantina tiene sus inicios en el año 1954 abriendo sus puertas como el restaurante típico de lujo «La Faena», sin embargo, luego de un tiempo el lugar fue vendido lo cual trajo consecuencias negativas pues el nuevo dueño descuido completamente el lugar y lo dejó caer debiendo incluso hasta los sueldos de los trabajadores. Por esta razón, el lugar fue embargado quitándole gran parte de su inmobiliario e incluso algunos cuadros de gran valor.
Todo parecía indicar que el lugar no iba a ser rescatado, sin embargo, uno de los trabajadores con más tiempo en el lugar, el señor Pedro Luna Buendía junto con algunos otros trabajadores, lograron llegar a un convenio en el que se estipuló que: «si le cambiaban el nombre al lugar, entonces la deuda quedaría saldada y fue así como ellos decidieron nombrarlo museo taurino la Faena».
Fue así como el señor Pedro Luna, actual dueño nos relata la historia de este lugar en el que antiguamente se contaba con mariachis y conjuntos de música para bailar y era mayormente visitado por amantes de los toros pues es un lugar muy ad hoc para ellos.
Además de su propia historia, fue así como hace 43 años «comenzó a trabajar en este lugar ganando el sueldo mínimo de aquel entonces siendo 32 pesos diarios» según lo que nos comparte, y con un patrón que no lo quería, gracias al desempeño en su trabajo logró ganarse el cariño y su lugar. Tras años difíciles él, junto con sus hijos y otros socios lograron hacer de este lugar uno de los más reconocidos del centro histórico de la Ciudad de México.
Cuenta con una carta en la que puedes elegir la bebida que prefieras, sin embargo, lo más solicitado en este lugar es la cerveza de barril y el tequila acompañado de una bebida llamada sangrita preparada por el dueño, quien asegura, ser el único en saber prepararla y servida en un caballito.
Dentro de la botana se encuentran las clásicas y muy buscadas quesadillas de papá acompañadas de una salsa cuya receta también pertenece al señor Pedro Luna. Con apenas un par de años de haberla rescatado, el lugar cuenta aún con la estructura original, con unos grabados en sus paredes, 2 teléfonos antiguos, cuadros y trajes de toreros famosos y una rocola con éxitos que van desde la época de oro con Agustín Lara hasta cumbias de la Sonora Dinamita y Los Ángeles Azules.
A pesar de todo lo ocurrido, el «Museo Taurino La Faena», es muy visitado por nacionales y extranjeros quienes aseguran que es un lugar único debido a su estilo lo que lo convierte en el preferido de muchos.
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LA PENÍNSULAR
Esta cantina es considerada como la más antigua de todo Latinoamérica luego de que en 2008 fuera clausurada la cantina “El Nivel”.
El nivel fue una cantina que se encontraba ubicada a un costado de Palacio Nacional en el Centro histórico de la Ciudad de México la cual logró obtener su registro en el año 1872, siendo considerada hasta el 2008 como la cantina más antigua de Latinoamérica, sin embargo, tras su desaparición, su lugar lo ocupó la peninsular pues al igual que el nivel logró su registro en 1872.
En La Peninsular pudimos hablar con uno de los trabajadores con más tiempo en este ámbito y amigo de uno de los socios de la cantina, Tomas López conocido por los clientes como Tomasito, quien nos contó un poco sobre la historia del lugar incluyendo algunos mitos y leyendas pues ha trabajado durante 50 años en el ámbito de las cantinas.
«Desde sus inicios, la cantina estuvo en manos de españoles por 3 generaciones, después se mantuvo cerrada por algún tiempo y hace 7 años y medio fue rescatada, en esta ocasión por dueños mexicanos quienes la reinauguraron luego de que se mantuviera en obra negra por algún tiempo. Pero a pesar del tiempo que se mantuvo cerrada, la cantina La Peninsular mantiene unas vigas originales en su techo las cuales por lo tanto tienen aproximadamente 147 años».

Además, se dice que esta, era una de las cantinas en la Ciudad de México favoritas de Diego Rivera y Frida Kahlo, sin embargo, los encargados en turno no pueden asegurarlo, siendo así solo una historia contada por habitantes de las zonas cercanas, pero no se ha encontrado ningún indicio de que sea verdad o sea mentira.
Gracias a que es la cantina más famosa por ser la más antigua es de las más concurridas sin importar el día o la hora, sin embargo, los mejores días son jueves, viernes y sábado pues hay grupos de música cubana estos días para todos aquellos que además de un buen trago estén buscando un lugar para bailar. La cantina cuenta con cocteles, cervezas, botanas y su bebida clásica y original «el levanta muertos», una bebida hecha a base de Ron, Vodka y cerveza oscura.
Por otra parte, la atención de todos en este lugar es muy amable y rápida a pesar de tener mucha gente, pues los trabajadores de ahí disfrutan su trabajo y nos comparten que «ellos tienen que saber sobre deportes, noticias, políticas, etc., pues los clientes en ocasiones les hacen la plática».
El señor Tomas López nos comparte que «una de las mejores recompensas que él puede recibir y que lo hacen sentir bien es el hecho de que un cliente regrese preguntando por él debido a su atención, pues esto indica que está haciendo bien su trabajo».
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BAR MANCERA
Esta cantina-bar se localiza en la calle Venustiano Carranza número 49 en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Su historia se remonta al siglo XIX, época en la que el inmueble fue construido primeramente para ser ocupada como residencia por el Ingeniero Gabriel Mancera en 1865.
Años más tarde, a partir de 1910 esta edificación fue utilizada como el Hotel Mancera luego de sufrir una modificación la cual se encontró a cargo del ingeniero Francisco Barrera quien decidió agregarle dos niveles más y aumentando el valor del lugar concluyendo con la remodelación en 1912.
El hotel Mancera estuvo en funcionamiento durante 67 años hasta que en 1979 dejó de funcionar, pero no por completo, pues decidieron mantener únicamente el bar con el decorado original tanto en el techo como en los muros.
Además, mantiene un vitral que, de acuerdo con Alberto Márquez, encargado del lugar no se sabía que estaba ahí pues se encontraba cubierto con un espejo hasta que necesitaban incorporar un tinaco y este no cabía por lo que se tuvo que retirar y fue así como lo descubrieron.

Además, tienen una pequeña vitrina dedicada a los deportes en la cual mantienen en exhibición el uniforme que portaba Hugo Sánchez en el Real Madrid, los guantes del boxeador estadounidense Muhammad Ali, un suéter de Antonio “la Tota” Carbajal.
En el lugar también se mantienen dos teléfonos de los que se utilizaban en aquella época de los cuales uno de ellos incluso lo mantienen como una cabina telefónica y ambos aún cuentan con línea y un piano de madera.
El bar Mancera también destaca por ser el set de filmación de una de las grandes películas del cine de principios de siglo en México «El Automóvil Gris» la cual fue estrenada el 11 de diciembre de 1919. Se trata de una mezcla de cine documental y ficción que nos relata la historia de un robo realizado por la banda de asaltantes denominada del automóvil gris.
La película es filmada por completo en el lugar en donde ocurrieron los hechos, es decir, en el ahora bar, teniendo actores como el General Pablo Gonzáles, el inspector Juan Manuel Cabrera y Gabriel Mancera quienes dentro del filme se interpretaron a si mismos.
Cuentan con una gran variedad de comida y bebidas dentro de su carta, en dónde además cuentan con algunas fotografías que identifican la historia del lugar, como: una multa que les levantaron el 31 de octubre de 1980 por haber permitido entrar y dar servicio de licor a una mujer.
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LA ÓPERA
La ópera es una de las cantinas más antiguas e importantes de la Ciudad de México, con 144 años de antigüedad. Alrededor de esta cantina existe una gran cantidad de mitos y leyendas urbanas, una de las más famosas es la que nos cuenta la historia sobre un agujero que se encuentra en el techo al fondo de la cantina pues se dice que fue hecho por un disparo del caudillo revolucionario Francisco Villa.
Pero también existen dos versiones diferentes sobre esta leyenda, la primera explica que Pancho Villa, una noche fue a la cantina la ópera para sacar a sus dorados quienes se encontraban ahí bebiendo pues el caudillo no tomaba alcohol.
Por otra parte, la versión más creíble por la mayoría de las personas e incluso de los mismos trabajadores del lugar es que Francisco Villa se encontraba al interior de la cantina sentado en el gabinete que se encuentra justo debajo del agujero cuando comenzó una trifulca dentro del lugar por lo que Villa lanzó un disparo al techo para calmar la situación.
La historia de este maravilloso lugar comenzó en 1876 funcionando como una famosa chocolatería a cargo de unas hermanas francesas de apellido Boulangeot ofreciendo sus chocolates a quienes salían de escuchar ópera del Teatro Principal, sin embargo, en ese tiempo se encontraba en donde actualmente está la Torre Latinoamericana.
En 1895, se mudan al lugar actual en la calle 5 de mayo en el centro histórico de la Ciudad de México debido a que es un lugar más amplio y por lo tanto ofrece mayor capacidad, tras este cambio, se convierte en una cantina para las élites del Porfiriato por lo que únicamente cierto tipo de personas podían acceder al lugar.

La cantina cuenta con una decoración de estilo Beaux Arts de estilo puramente francés y refleja el refinamiento y gusto de las élites de la época, después de la Revolución, el estableciemiento se convirtió en una cantina popular a la que asistían todo tipo de personas.
En 1982 se cambio nuevamente el giro de este lugar pasando a ser lo que ahora conocemos como el restaurante-bar La ópera, pero siempre manteniendo el ambiente y aspecto de cantina. Este lugar es visitado hoy en día por gente de la farándula, sin embargo, hace algunos años también era frecuentemente visitado por diferentes políticos, especialmente cuando la cámara de senadores se encontraba en la calle de Donceles.
Un espacio regular para la mayoría de los presidentes de nuestro país, esta es una de las cantinas más tradicionales y buscadas de la Ciudad de México. La historia de la barra que se encuentra en esta cantina comienza en París, lugar en dónde fue fabricada, posteriormente habitó durante muchos años en Nueva Orleans de donde fue traída para permanecer en La ópera.
Entre las bebidas más solicitadas de su menú encontramos el tequila, el mezcal, la cerveza e incluso el cóctel del mismo nombre que la cantina “Ópera” el cual cuenta con una receta secreta, es un lugar ideal para relajarte.
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EL GALLO DE ORO
Ubicada en la calle Venustiano Carranza número 35, esta cantina tiene sus inicios en el año 1874 convirtiéndose desde entonces y hasta la fecha en una de las cantinas más antiguas y legendarias que podemos encontrar en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Esta cantina se convirtió en una de las más famosas debido a su gran tradición literaria pues este lugar fue, durante mucho tiempo, el punto de reunión para poetas y escritores como Guillermo Prieto, Justo Sierra, Juan de Dios Peza, Manuel M. Flores e Ignacio Ramírez, al finalizar sus noches bohemias.
Tiempo después pasó a ser también el núcleo financiero, tanto de la capital como de todo el país, pues era visitado continuamente por funcionarios, ejecutivos y banqueros de la Bolsa Mexicana de Valores, la Nacional Financiera, el Banco de Comercio o el Banco de Londres y México, las cuales tenían sus sedes en las calles aledañas.
Se dice que, además, fue la cantina favorita de un asesino serial de nombre Goyo Cárdenas quien fue señalado como el responsable del asesinato de varias jóvenes durante los años 40.
A principio del siglo XX, El Gallo de Oro pasó a ser propiedad de la familia Valle Durán quienes se encargaron de remodelarla y darle un toque retro, pero sin perder el estilo clásico de cantina que hoy en día muy pocos establecimientos logran mantener en el Centro Histórico.