Nuestra columnista dice que ella no tiene ni tantita envidia de lo que está entre nuestras piernas. Estas son sus razones. ¿Les parecen válidas?
Nuestra columnista dice que ella no tiene ni tantita envidia de lo que está entre nuestras piernas. Estas son sus razones. ¿Les parecen válidas?
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QUERIDOS CABALLEROS MÍOS, ¿cómo va todo? Yo estoy en estado de reflexión. ¿Por qué? Porque muchas veces tengo en la cabeza la frase “¡odio a Freud!”. Creo que tenía razón en muchas cosas y me da coraje que algunas de sus ideas que parecen muy machistas o muy tontas, sean verdaderas, como que los hijos están enamorados de la madre y quieren desplazar al padre. Y no crean que me he leído sus obras completas, pero todos hemos escuchado sus afirmaciones más sencillas: que si las hijas están enamoradas del papá y todo tipo de incestos perversos, que si nosotras estamos locas porque su pene nos da envidia… Y esto último sí me pone loca, pero no de amor ni histérica como él pensaba: loca de incredulidad.
¿Cómo podía ser tan vanidoso para creer que a todas nos da envidia “eso”? Dios me libre de tener una salchicha dentro del pantalón todo el día. No crean que no me gusta, al contrario: lo amo, pero una cosa es encontrárselo por ahí de vez en cuando, si el horno está para bollos, y otra muy distinta es traerlo siempre colgando como una penitencia. Si hasta me dan penita con su carga para todos lados. ¿Cuando corren no se les sacude de la manera más no se les queda atorado y se lastiman? ¿Cuando se meten a nadar, flota o los ancla al piso? ¿Cuando se ponen pantalones apretados cómo deciden de qué lado acomodárselo? ¿Cuando se suben el cierre no se les queda afuera y auch? ¿Cuando se levanta por algo que ni al caso, qué hacen? ¿No es odioso no tener control sobre sus propias reacciones físicas y que aparte la gente se tenga que enterar? Para colmo, a casi todos les cortaron un pedazo, como si eso fuera a aliviar su carga, ¡como si fuera un puro que alguien se va a fumar! ¡Qué injusto que los puedan mutilar con la circuncisión! (porque, sin importar cómo la llamen, es una mutilación).
Además, toda la vida se la pasan comparando que si muy chiquito o que si muy grande o que quién puede hacer pipí más lejos… Por si fuera poco, les dejaron los huevos fuera de la canasta. Todo el mundo sabe que son frágiles, ¿qué no se enteró el ingeniero que los diseñó a ustedes? Ay no, qué horror.
Le juro, señor don Freud, que lo último que me causa envidia es esa cosa estorbosa que tienen que cargar toda la vida. Pero gracias, caballeros, que se sacrifican llevándolo ustedes para que nosotras podamos disfrutarlo cuando nos dé la gana.
Tal vez él se refería a algo no tan literal, como que nos da envidia su libertad, que ustedes no sean mamás y puedan andar con sus penes locos por la vida sin sentir la culpa que sentimos nosotras. Pero eso la verdad tampoco me da envidia, porque ni ustedes son tan libres ni nosotras somos tan esclavas.
Así que yo me voy muy ligerita con mi libertad a volar por el mundo. Les encargo a sus penes, se los cuidan y nos leemos el próximo mes.