En la opinión de Claudia Rodríguez Acosta, psicoanalista
Para comprender aquello que nos pasa en la vida y cómo lo vivimos, hay que ir más allá de su significado consciente, esto es, hay que pensar qué nos mueve internamente y qué ideas surgen en lo más profundo de nuestra psique. Específicamente en el tema laboral, tenemos que considerar varios aspectos personales, adicionales a las circunstancias reales de la vida y de la situación económica, política y legal de nuestro lugar de residencia. Estas son los consejos de debes de seguir si tienes un nuevo puesto de trabajo.
Trabajar no es suficiente, ya que nos sentiremos realizados siempre y cuando disfrutemos de ese trabajo.
Hay muchas situaciones de la realidad que no podemos cambiar, pero hay muchos aspectos internos que sí dependerán de nosotros. El trabajo es tan importante como el amor, ya que nos liga a la sociedad, a la civilización, a la productividad y sobre todo a la creatividad.
Trabajar no es suficiente, ya que nos sentiremos realizados siempre y cuando disfrutemos de ese trabajo, nos sintamos capaces y merecedores de que nos vaya bien. Esto puede sonar obvio, sin embargo, no es fácil lograrlo y menos cuando la culpa y la duda nos invaden.
Tener un nuevo puesto de trabajo nos enfrenta a aspectos positivos como ganar más dinero, tener mayor estatus, sentirnos reconocidos, dejar de tener deudas etc. Sin embargo, también nos enfrenta a mayores responsabilidades, mayor exigencia, nos mueve para salirnos de lo establecido y buscar nuevas formas de vivir y de resolver.
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¿Cómo prepararse para un nuevo de trabajo o un puesto directivo? si bien siempre digo que no existen fórmulas en los temas humanos, daré algunas pautas generales sobre las cuales reflexionar:
Un puesto directivo implica estar a cargo de un equipo y en ese sentido hay que revisar qué tan capaces nos sentimos de ser líderes, qué tanto confiamos en nosotros, cómo es nuestra forma de poner límites y dejar las reglas del juego claras sin dejar de acompañar y cuidar a nuestro equipo. Estar a cargo de gente exige fortaleza emocional, poder colocarnos en nuestra posición de liderazgo sin que eso implique autoritarismo ni convertirnos en jefes «barco».
Hay que saber hacia dónde nos dirigimos y desde dónde partimos. Ser directivo consiste en dirigir, y para lograrlo hay que tener claridad. Sabiendo hacia dónde vamos, qué queremos lograr y cómo lo haremos, transmitiremos seguridad y estabilidad a nuestro equipo. Pero antes, hay que evaluar desde dónde partimos y con qué recursos contamos, solo así podremos saber qué tan viables son nuestros objetivos y nuestra forma de hacer las cosas.
Hay que identificar si hay culpa. Puede sonar absurdo pero es muy común que la culpa frene. En el caso de un nuevo puesto de trabajo directivo: puede sentirse como culpa por ser exitoso y que otros no lo sean, culpa por poner límites y que los demás se enojen, culpa por no hacer las cosas como lo esperábamos. Si bien la culpa es necesaria para poder convivir en una sociedad ya que frena la parte impulsiva, cuando es excesiva se convierte en un obstáculo.
Ser directivo implica crecer (en lo personal y en lo profesional) y eso conlleva logros y procesos psíquicos inconscientes que no siempre son fáciles de asumir.
Se puede ser muy exitoso y buen líder y no por ello perder la humildad. Mucha gente piensa que ser líder o estar en un puesto directivo implica prepotencia y falta de empatía. Parte de la preparación consiste en conectarse con la gente y saber escuchar. Un clima laboral armonioso depende totalmente de que la cabeza propicie las condiciones para que su gente se sienta acompañada, valorada y con retos.
No hay que perder de vista que si llegamos a un puesto directivo es porque lo hemos ganado con nuestro trabajo, lo merecemos y lo podemos hacer. Esto también exige estar dispuestos a seguir aprendiendo de los demás y confiar en ellos para poder delegar. Prepararnos implica no bajar el ritmo, seguir siendo productivos y contagiar a nuestro equipo de la motivación que nos ha llevado a acceder a ese puesto.
Problemas siempre habrá y en una dirección las responsabilidades son mayores. ¿Podemos con eso? ¿Lo queremos? Si la respuesta es sí, entonces hay que hacerlo estando muy conscientes de lo que implica, sabiendo que también habrá recompensas.
Aunque suene absurdo hay que aprender a disfrutar del éxito, poder reconocer que somos capaces y valiosos. ¿Para qué? Para no sabotear, muchas veces de manera inconsciente, lo que hemos logrado con esfuerzo y trabajo.
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