En la opinión de: Benjamín Acosta
No solo es una celebración o el pretexto para reconocer su trayectoria, resulta que las tres décadas de vida de este cuarteto representan también una forma de volverlos a escuchar a partir del aquí y el ahora. Esto es: Café Tacuba 30 años de música.
CAFÉ TACUBA 30 AÑOS DE MÚSICA
Recorrer nuevamente su primer álbum editado en 1992 conduce a ese espacio donde el grupo aparecía como algo más que herederos de Los Xochimilcas o Botellita de Jerez. Emergieron como un ente raro que colocaba una lectura distinta de la urbanidad mexicana mediante la combinación de instrumentos acústicos y una caja de ritmos. Escuchaban a Love & Rockets, Violent Femmes y Depeche Mode al tiempo de abrevar de la literatura, apreciar el muralismo y otras expresiones artísticas.
Su segundo álbum, fue el detonante para aclarar que lo suyo sería establecerse en continuo avance estilístico
Desde un inicio sus shows eran frenéticos, con una energía punk y un sonido que no se limitaba al cliché ‘rockero’ como tampoco enfocaba su esfuerzo al puritanismo folklórico. Un híbrido desenfadado pero disciplinado, refrescante y fugitivo constante de tendencias con el cual gradualmente pasaron de pequeños foros a escenarios donde convocan a miles.
Re (1994), su segundo álbum, fue el detonante para aclarar que lo suyo sería establecerse en continuo avance estilístico. Se trata de uno de los discos más impredecibles y variados, algo descabellado que se paseaba como si nada entre el danzón, la quebradita, el bolero y el tecno industrial. Un acto suicida visto desde la óptica del negocio discográfico y una manifestación auténtica observada desde lo que un grupo de artistas decide plasmar solo por el placer que eso implica. Crear sin pensar en el efecto inmediato, una inversión realizada con paciencia y a la vez impulsados por la impronta creativa.
Lo mejor de la noche ya ha pasado. – Beck, sobre Café Tacuba
Actitud que los llevaría tanto al enigmático Revés/Yo soy (1999) como al mega éxito “Eres” cuatro años después. La misma que los llevó a colaborar con David Byrne e hizo comentar a Beck que “lo mejor de la noche había pasado”, después de que el cuarteto –además de haber abierto el show– acompañó al músico californiano en una de sus canciones durante el concierto celebrado en el Greek Theatre de Los Ángeles a finales de los años noventa. La misma apertura que los llevó a realizar su versión de “Chilanga Banda” –que habían grabado Jaime López y José Manuel Aguilera– tras descubrirla por conducto del periodista Octavio Hernández mientras visitaban Tijuana.